-A ver, que nos entendamos, que yo venía por aquí a visitar a mi "agüela", que ni me he metío contigo, ni te conozco ni na de na de na.
-No, si de meter ya metería yo cuando hiciera falta, que ganas no van a faltar... ni empuje, je, je, je.
Así hablaba el sospechoso romeo que, carente a todas luces de cualquier conocimiento del desodorante, pretendía embriagar con la cercanía de su presencia a la dulce y tímida niña.
Que la fortuna os aguarde tras la esquina oscura
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